
Hace un par de semanas escuché, por primera vez, Fidelio. No sé por qué, pero se me quedó pegada en las manos en una tienda (11 euros incluyendo a Fischer-Dieskau en un papel secundario, joder, no somos ni la sombra de lo que fuimos). El caso es que los diálogos me fascinan y no paro de escuchar la obra completa sólo para disfrutarlos en su contexto. Esos sonidos están llenos de vida.