
¡Qué parecidos eran mi padre y Feldman! Al menos en las fotos en las que ambos rondaban los treinta, antes de que Feldman engordara. A mi padre no le dió tiempo.
Más diferencias: la única música de la que se rodeó mi padre fue de la de las máquinas que fabricaban rodamientos, y no creo que la disfrutara como tal.
¡Qué maravilla es
For Bunita Marcus! Y el cuarteto con piano, también.